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Sobre China y otras lindezas
el enigma explosivo

El pasado jueves 25 de octubre llegué a Frankfurt procedente de Pekín de escala para Madrid. En el aeropuerto leí el discurso que Chimamanda Ngozi Adichie pronunció en la Feria de Frankfurt El silencio es un lujo que no podemos permitirnos. Encontré el discurso francamente bueno y provocador en muchos aspectos. De entre las cosas que más me llamaron la atención, fue que la escritora nigeriano-americana decía que “El mundo está virando; está cambiando; se está oscureciendo…” Algo de esto tiene que haber por lo que me ocurrió inmediatamente después.

Al pasar el control, a la pareja de oficiales de aduana les llamó mucho la atención esta botella de licor chino (府藏孔府家), que aparece en la foto, que por supuesto estaba envuelta por la tienda del duty free del aeropuerto de Pekín, con su correspondiente factura dentro de la bolsa de plástico.  Los dos oficiales llamaron a la supervisora, quien me llevó a una sala, donde había otra oficial de aduanas, para realizar un subsiguiente test de contenido a esa botella tan aparatosamente envuelta y sellada, como es costumbre de los destiladores chinos. No valió mi insistencia diciendo que se trataba de un regalo, y que parte de la belleza del regalo, era el envoltorio. Rompieron la caja, e insistían en que también tenían que romper el sello para abrir la botella. Ante mi insistente negativa, llamaron a tres agentes de policía, jóvenes, altos, bien plantados, y que enseguida me parecieron muy relajados. Me pidieron mi identificación, se las di, y les dije que se trataba de un regalo. Me dijeron que abriera la botella y le diera un trago. Respondí que era un regalo y que además se trataba de un licor de 52 grados, y que realmente no me apetecía darle un trago en ese preciso momento. Se rieron, se miraron, y me dijeron que me fuera.  

¿Eran necesarias siete personas para ver si un desgraciado estaba ocultando un explosivo en una enigmática botella de licor chino? Nos estamos obscureciendo…

N.B.: es bueno saber, a todo esto, que este licor chino 府藏孔府家 lleva el nombre de Confucio  孔子 (Kongzi), y a lo mejor a los oficiales de aduana no les gusta Confucio. O A LO MEJOR TODO FUE UNA BROMA, O ES UNA BROMA, PORQUE NOS DESPEDIMOS DE LA MANERA MÁS CORDIAL, Y TODOS SONRIENDO. 

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