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Sobre China y otras lindezas

Un obscuro libro, publicado en 1991, por un académico chino, se vende a 25.000 dólares por el asalto al Capitolio, del que hoy se cumple el I Aniversario.

Los hechos se conectan de la manera más inesperada para construir la historia. ¿Qué tiene que ver que un académico chino publique un libro en 1991, America against America, que pasó prácticamente inadverdito entonces, con que 30 años después, el 6 de enero de 2021, se produzca uno de los hechos más insólitos de la historia democrática de América, el asalto al Capitolio? Simplemente que el asalto al Capitolio despertó en China un inusitado interés por el libro mencionado, llegando a costar en Kungfuzi, un portal online, más de 2.500 dólares, esto es, 3000 veces más que su precio original de salida al mercado en 1991.

Cuando su autor, Wáng Hùníng (王沪宁), lo escribió, China era apenas un proyecto, bajo la batuta del histórico, Dèng Xiǎopíng (邓小平), y ni los más avispados –si bien ya dijo Napoleón en 1816, que era mejor dejar dormir a China, porque con que su despertar temblaría el mundo– se esperaban que el dragón, se convirtiera en lo que es hoy. Casi lo mismo se podría decir de Wáng Hùníng.

America against America es fascinante por diversas razones. La primera, es que como un Tocqueville moderno, Wáng Hùníng dirigía su mirada al fenómeno americano en busca de un modelo, que le permitiera responder a la pregunta de por qué el fenómeno chino se descolgó del tren de las naciones más avanzadas. Es curioso observar cómo a veces el tiempo se detiene, y lo que se hace en un momento, se repite tiempo después, sin variaciones. Ya en 1923, Blasco Ibáñez decía en La Vuelta al mundo de un novelista, en las páginas que dedica a China, que en la ciudad de Shěnyáng (沈阳), cerca de la estación hay edificios modernos de muchos pisos, que imitan la arquitectura norteamericana con todas sus audacias.

En muchos aspectos lo que el dragón ha hecho, desde la desaparición del Gran Timonel, es imitar audazmente muchas de las prácticas, que han hecho a América grande. Sin empacho, se puede decir que por muchas características chinas, que se hayan tratado de aplicar al modelo de desarrollo y crecimiento del Dragón, los adelantos que el Dragón ha alcanzado, especialmente en ciencia y tecnología, han estado basados en las enseñanzas americanas. Sólo bien entrado el siglo XXI, y más en concreto, a partir de la segunda década de este siglo, se puede decir que el Dragón ha empezado a ser dueño de su propio fuego.

Un segundo interesante aspecto del libro, es la mirada joven y atónita, del que hoy en día se considera la éminence grise de la política china, Wáng Hùníng, sobre las cosas que abundaban en los Estados Unidos en aquel tiempo. Así señala que lo que más había, eran las 4C, porque el águila estaba llena, en ese entonces, de lo que carecía el dragón, Coches (Cars), Teléfonos (call es la palabra que usa) –todavía no había móviles– Computadores, y Tarjetas de Crédito (card).

Estas 4C, que tanto le llamaban la atención, resulta que ahora pueblan la vida de China, donde hay más vehículos (300 millones), que personas en la mayoría de los países, y donde los móviles, se encuentran por doquier. No en vano, el Dragón encabeza la lista de los países con mayor número de dispositivos telefónicos del mundo, 1.382 millones, por 317 millones de móviles americanos. En cuanto al uso de tarjetas de crédito, hay que decir que China está muy por delante, porque todo se hace, no sólo por tarjeta de crédito, sino por la tarjeta crédito, que está incorporada a la aplicación Wechat, conocida en chino, como Wēixìn (微信).

También es cierto que China está poblada de ordenadores. A este respecto, el antiguo corresponsal del diario italiano La Repubblica señala en su libro (China no es una sola), que el teléfono (no el ordenador) es el medio por el cual el Dragón ha entrado en la era de Internet, y se ha digitalizado. En una encuesta realizada por la Universidad de Pekín, citada por Santelli, señalaba que el 99´8% de los encuestados había respondido que el medio que usaban más para leer noticias era precisamente el Smartphone. Esta tendencia es global –concluye Santelli– pero en China tiene algo de extremo.

Resulta también extremo, por obvio, el observar que a la hora de fijar un objeto de estudio, los estudiosos tomen la precaución de señalar que el mencionado objeto, China, América, o cualquier otra cosa, no es monolítico, homogéneo, y fácilmente comprensible. Así, Wáng Hùníng declara que su intención, con el título del libro America against America, es mostrar que América no es un simple todo homogéneo, que puede ser despachado con una sola frase. A lo mismo alude Santelli con el título de su libro China no es una sola. Parece evidente que en América hay innumerables contradicciones, al igual que las hay en China. ¿Es necesario siempre afirmarlo, para dejar clara la complejidad de la materia, o es que no estamos en condiciones de asumir la complejidad de la realidad que enfrentamos, y es preciso recordarlo siempre? Es claro, que todo es obscuro, cuando se trata de arrojar luz sobre algo, y que todo tiene sus matices, y sus vueltas.

¿Pero quién es Wáng Hùníng, al que el asalto al Capitolio, y un libro, han sacado a la luz, y ha hecho despertar el interés de los medios occidentales por su figura? Para empezar, habría que decir que fue fichado por el presidente, Jiāng Zémín (江泽民), pero algo absolutamente inusual, también sirvió con Hú Jǐntāo, y sigue en activo con Xí Jìnpíng, al que acompaña en todos los viajes de estado, siendo además uno de los siete miembros del exclusivo Comité Permanente del Buró Político del PCC, y todo ello sin jamás haber sido el capo de una provincia, o alcalde de una ciudad, ni cosa que se le parezca.

En los mentideros políticos chinos, se lo compara con figuras históricas de gran calado, como el sociólogo y filósofo, Hú Qiáomù (胡乔木), que estuvo siempre detrás de Máo. Por el lado occidental, se lo asemeja a François Leclerc du Tremblay, más conocido como padre José, el consejero áulico del Cardenal Richelieu. Lo que es indiscutible es que para todos es la eminencia gris de la política china. Tan es así, que se lo conoce con el irreverente y censurado nombre de dìshī (帝师), el maestro del emperador. El nombre es irreverente, porque el primer carácter significa emperador, y el segundo maestro, y viene a sugerir que el presidente de China es un emperador, y que el emperador es simultáneamente un estudiante. Ambas sugerencias remueven los cimientos de lo políticamente correcto.

Con más de 20 libros en su haber, y una inusual experiencia política entre bastidores, Wáng Hùníng no se sabe, si es un realista, o un idealista. Los realistas suelen acotar sus sueños, no dejando que estos les llenen la cabeza de pájaros, como se suele decir. En el otro extremo, se encuentran los soñadores, utópicos, o idealistas, según el término que se prefiera. Suelen éstos, desacotar sus sueños, y darles rienda suelta. La tensión entre ambos tipos es patente en todos los ámbitos de la vida, y la distinción entre unos y otros, no es tan clara, como a primera vista pudiera parecer.

Quien se dice realista, no deja de soñar, y quien se tacha de soñador, no deja de aterrizar en la realidad, para que sus sueños se materialicen. Además, en todo lo que unos y otros hacen, la elevación, o alejamiento de la realidad, y el descenso, o acercamiento a la misma, operan como poderosas metáforas de cualquier cosa que se pretenda hacer. Los realistas no podrían vivir sin elevar el espíritu, ni los soñadores, sin descender a tierra.

¿En qué categoría incluirías a alguien súmamente influyente en términos políticos, pero que se describe a sí mismo como un lector en vez de un profesor, y que al mismo tiempo ha conservado su cargo en lo alto, porque mantiene la cabeza gacha, según alguno de sus críticos, pero que simultáneamente no renuncia a sus ideas, y hace todo lo posible, para que éstas circulen, como es el caso del Chinese dream, entre otras, y modelen la realidad, en este caso de China, o si no, del mundo? Ese alguien es Wáng Hùníng, del que Timothy Cheek, autor del libro The Intellectual in Modern Chinese History, dice que lo consideraría como uno de los intelectuales top del stablishment de la historia moderna de China. Puede que Wáng Hùníng sea una categoría en sí mismo, y puede también que el asalto al Capitolio haya creado una categoría, todavía sin clasificar, de hecho histórico. A lo mejor el libro más fascinante todavía no se ha escrito.

N.B.: Este artículo fue originariamente escrito para IE Insights en inglés con el título The fascinating story behind a book. De ahí, fue traducido y recogido por Claudia Lorenzo de The Conversation, medio en el que apareció como La breve historia del libro que triunfó en China tras el asalto al Capitolio. Asimismo, se publicó con el mismo título en The Objective por Ana Laya AKA @nayita.

Galeria - La fascinante historia de un libro

Pintura titulada L’Éminence Grise, de Jean-Léon Gérôme, que muestra a François Leclerc du Tremblay, más conocido como el padre José, secretario del cardenal Richelieu, y considerado una eminencia gris, descendiendo por la gran escalera del Palais Cardinal.

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