
Steven Frears hará película sobre Billy Wilder, Han-Joon Chang confiesa que Cien años de Soledad es su novela favorita, mientras que Carlos Franganillo, sostiene que tendemos a idealizar el pasado…Todo ello en el Hay Festival Sevilla 2024.
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Enrique Gracia Trinidad homenajea Whitman, Celaya, Lorca, y más cosas.
Esta nueva entrega de Juan Vicente Piqueras, advirtiendo de que se trata de su particular grito, o susurro, de angustia y soledad, como escribe en uno de sus poemas Luis Alberto de Cuenca, presidente del jurado que otorgó a Cerezas el II Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani.
El libro Grito de amor (Hacia una teoría general de las cavidades) es una teoría del amor, que trata poéticamente de poner orden en el carajal de tu corazón, cualquiera que haya sido el lío que hayas montado.
Nati, mi madre, nació en Tenerife. Tuve en cierta ocasión una relación esporádica con ella, que terminó hace ahora algunos años. Nunca hemos tenido estrecho contacto. Actualmente vive en otro país.
En el Hay Festival de Segovia 2020(Galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2020): Aurora Luque, ganadora del XXXII Premio Loewe de Poesía, el Embajador de Holanda, el Embajador de Austria, la directora de la oficina de Turismo de Portugal, y el Embajador de Portugal, recitaron poesía en el Jardín del Romeral.
Dicen que el Garoé era un mítico árbol religioso, que estaba lleno de agua, porque lloraba a los amantes despechados. Dicen que el pájaro del Teide es el más hermoso de los pájaros, que anida dentro del mismo volcán, y que es negro como el mirlo, y tan negro que es azul, y dice la canción que es la segunda estrella a la derecha, que ese es el camino que lleva a la isla que no existe (l´isola che non c´è), como lleva a ver a ese árbol, y a ese pájaro, que sólo ha volado en el verso de los poetas. Todo es magua, melancolía, sentimiento de isla, en este magnífico Viaje a Canarias, que escribió Juan Cruz por sugerencia del difunto Peter Mayer, para que hiciera sólo su retrato sentimental de nuestras islas.
Parece anacrónico, casi una distopía, hablar hoy en día de un libro de viajes. Pero un libro de viajes, o de otra cosa, es el relato de un horizonte, de una esperanza, que cuenta una manera de ver las cosas. Y como la vida sigue, se trata siempre de ver de qué manera continuamos ese viaje, para lo cual el relato, de otras vidas y otros viajes, ayuda. Comprendo entonces que hay que buscarse una esperanza para seguir viviendo dice Cruz en palabras del poeta canario José Luis Pernas.
Por nada del mundo hubiese escogido para leer a finales de este julio pasado un libro como éste. Sin embargo, caí en él, como caí en esa caja de sorpresas, que es la librería Rafael Alberti, a que Lola Larumbe me diese mi dosis de dopamina semanal, y en vez de con ella, me topé con Juan Cruz, que acababa de sentarse a firmar libros. El encuentro entre canarios en Godilandia, fuera de la pecera del archipiélago, despierta igualmente la camaradería que despierta todo encuentro entre forasteros, que están lejos.
Así le conté, que durante el confinamiento había conocido casualmente a Lola Larumbe, un sábado que yo buscaba tabaco, y vi movimiento en la librería cerrada, y toqué a la puerta, y ella amablemente me dijo que no me podía atender, pero al decirle que simplemente quería un libro de poesía, el que ella quisiese, me sacó uno, y a partir de ahí fui acudiendo a que me diera otro, en confidencias, para Estar allí de nuevo, como dice el poema Volver de Eloy Sánchez Rosillo, del primer libro que me ofreció.
-Pues te recomiendo este libro –de la única poeta, que hizo llorar a Vargas Llosa –dijo Cruz.
-No, gracias –dije– sin atender al libro que me mostraba. Las recomendaciones las quiero de esa señora que está ahí. Acababa de aparecer Lola Larumbe, de la que entonces yo no conocía el nombre, por el fondo de la librería. Y entre las risas, ella preguntó por el mío.
Ese día, de los muchos libros que Cruz tenía delante para firmar, escogí este Viaje a Canarias, en el que hace un estupendo recorrido de lo que son las islas, y de lo que han sido e inspirado. Se agradece muchísimo que no caiga en la afectación de tantos, por no decir todos, de hablar de Gabo para referirse a Gabriel García Márquez. En el debe, se echa en falta, entre tanta buena referencia literaria, que hubiese hecho alguna de mujeres, como por ejemplo, la de la arrolladora y paisana Mercedes Pinto Armas de la Rosa y Clós, cuya novela homónima sirvió de base a la película El de Buñuel, y a la que Neruda, impresionado por su personalidad, dedicó los versos que aparecen en su epitafio más abajo. Además, Mercedes Pinto dictó en 1923, en tiempo de Primo de Rivera la polémica conferencia “El divorcio como medida higiénica”, terminando en el exilio, al igual que Unamuno, al que con todo cariño, y oportunidad, cita Cruz, junto a Aldecoa, Humboldt, Breton, y tantos otros:
Mercedes Pinto vive en el viento de la tempestad.
Con el corazón frente al aire.
Enérgicamente sola. Urgentemente viva.
Segura de aciertos e invocaciones.
Temible y amable en su trágica vestidura de luz y llamas.
Pablo Neruda. Epitafio tumba Mercedes Pinto
En cualquier caso, este Viaje a Canarias me ha encantado. Como libro de viaje, cumple a la perfección lo que dice Ariana Basciani, de ser un dispositivo único, ni costoso, ni pesado, que no requiere maleta, ni pasaporte, para llevarte a descubrir…Canarias, o cualquiera de los lugares de los libros de viaje que ella reseña en Viajar por la ciudades: las otras formas de conocer y conocerse leyendo.
Diría que es la casualidad, la que me ha puesto en las manos al mismo tiempo dos libros, que desde géneros distintos, y perspectivas diferentes, quieren lo mismo: una lenta y pausada explicación de este agitado mundo. Quizás, no sea este el lugar para discutir que nada sucede por azar en el universo (nihil fit casu in mundo), pero en cualquier caso, y sin más explicación, rompería una lanza por él.
El primero, es un libro de poesía As Slow As Possible, del premiado poeta honkonés, Kit Fan. El segundo, es un ensayo Agitación, del también premiado filósofo madrileño, Jorge Freire. A Kit Fan lo conocí telemáticamente el pasado junio, en el jurado de Los Premios de Humanidades de la Fundación IE, y su manera de hablar despertó inmediatamente mi curiosidad por su obra.
En cuanto al segundo, fue la abogada de Santander, Pilar de la Hera, la que me lo recomendó encarecidamente este pasado fin de semana. Por cierto, Pilar fue la primera en celebrar un juicio telemático en nuestro país, como relata en el New York Times Raphael Minder en su artículo Spain’s Courts, Already Strained, Face Crisis as Lockdown Lifts.
Cuando decía que ambos libros quieren lo mismo, me refería a que ambos quieren ser uno espacio para la reflexión sobre este desbocado mundo, en el que no sólo corremos sin cesar, como el hámster que da vueltas a la rueda, sino también sin pensar en que hubo tiempo, en el que no estábamos aquí (There was a time when we were not here).
Lo que sí podemos recordar es lo que escribió el enigmático poeta, Han Shan, que los humanos vivimos en la ceguera del polvo, como insectos en un cuenco, que dan vueltas y vueltas, y nunca conseguimos salir del cuenco (人生在塵蒙 恰似盆中蟲 终日行繞繞 不離其盆中).
Para esta reflexión, Fan escribe desde las entrañas, lentamente, con el fuego del corazón, ya domesticado por la potencia de su verbo e intelecto. Es absolutamente encomiable cómo en As Slow As Possible se dan cita pausada personalidades de la cultura de Oriente y Occidente, que van desde Zurbarán a unos apócrifos haikus, atribuidos al enigmático pintor Fan Kuan (范寬, 960-1030), pasando por Brueghel, Banksy, o Sancho (citado éste irónicamente en el poema Don Kowloon).
Por su parte, Freire se embarca, al contrario, en una frenética carrera de citas y referencias, para demostrar cómo la epidemia de la agitación, que tiene enferma a la era contemporánea, es capaz no sólo de tragarse toda nuestra vida por el exceso de adrenalina aventurera que le queremos añadir (Correr, ser zen, vegano, hacer rafting en Indonesia…), sino también cualquier tipo de producto cultural que se nos ponga a tiro. Al agitarse uno se mueve, pero no avanza –dice. Todo esta agitación parece partir de la gran enfermedad del horror del domicilio. (La grande maladie de l’horreur du domicile de la que hablaba Baudelaire).
Si por azar, lees este texto, espero que mis palabras hayan sido suficientes para invitarte a explorar con calma estos dos magníficos libros.
No recuerdo exactamente cuándo escribí La distancia. En cualquier caso, fue entre marzo y junio de 2019. Entonces, ni los sabios sabían lo que se avecinaba, por parafrasear el poema de Cavafis (Σοφοι δε προσιόντων). No llegó el secreto rumor de los hechos que se acercan…
No puedo sino sentir que todo haya cobrado otro significado, y que las distancias se hayan agrandado.
Ilustraciones de Miguel Panadero – La Distancia