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Sobre China y otras lindezas

Aquí está la sandía, donde duerme el agua –dijo Piqueras que le decía su padre, enseñándole la huerta.

Hay cosas que no existen, que existen más–parece querer decirnos Juan Vicente Piqueras, pues los poemas incluidos en esta colección Cerezas son poemas que no existieron –si la existencia la da la publicación– en su excelente libro Atenas (Visor, marzo2013). Se quedaron fuera en ese momento, y ahora ven la luz esos Poemas de Atenas que no incluí en Atenas –según dice en los agradecimientos.

…Si me preguntan
qué es la vida, o cuál es su sentido,
responderé: el sabor de las cerezas.

libros piquerasEl poema Cerezas, que da título al libro, habla de cómo las compraba en la plaza Síntagma, para comerlas, olvidando ciertas penas, como quizás también la de haber visto a los hijos de Esquilo asistir impotentes a su propia tragedia (Aquí está, pág. 20).

Para Piqueras, la poesía está a la vista, y las frases hechas son la demostración pura de que la poesía no está escondida. ¿Qué es la expresión “brilla por su ausencia”, si no es pura poesía? –se pregunta en la presentación de Cerezas en la librería La Mistral.

Dice que tuvo la suerte, de niño, de oír las frases más cotidianas de boca de su padre, dichas en un modo didáctico, y al mismo tiempo brutalmente poético.

Aquí está la sandía, donde duerme el agua –dijo Piqueras que le decía su padre, enseñándole la huerta.

Hablando de poesía Piqueras se atreve a decir, como el que se atreve a saber (sapere aude), que la poesía contemporánea no huele a nada, no sabe a nada, a nada parece decir, que le recuerde a esa huerta, en la que también reposaba la sandía, además del agua.

La ex embajadora de España en Jordania recordó al poeta, que sí que sus versos saben, pues para ella están teñidos de mediterráneo y sensualidad, y de algo que no termina de entender en lo que escribe, pues Piqueras mezcla todo eso en su particular salsa bechamel, y hace de su poesía, un malabarismo verbal, que a ella le engancha, a pesar de que confiese que no es lectora de poesía.

Terminando la presentación, Piqueras confesó que no sabía muy bien de qué salsa o malabarismo se trata, pero que hay una leyenda persa que relata cómo si la muerte veía a alguien leyendo o escribiendo, ella, la muerte, siempre tan grave, se alejaba.

A riesgo de contradecir la leyenda persa, recomiendo con entusiasmo acercamiento, y no alejamiento, a esta nueva entrega de Juan Vicente Piqueras, advirtiendo de que se trata de su particular grito, o susurro, de angustia y soledad, como escribe en uno de sus poemas Luis Alberto de Cuenca, presidente del jurado que otorgó a Cerezas el II Premio Nacional de Poesía Ciudad de Lucena Lara Cantizani. Sólo añadir que el grito de Piqueras no está exento de buenas dosis de humor.

P.S.: El libro está dedicado a la memoria del poeta Manuel Lara Cantizani. Y el epígrafe del libro dice en latín que la Grecia conquistada conquistó a su fiero vencedor e introdujo todas las artes en el agreste Lacio (Graecia capta ferumvictoremcepit et artisintulit in agrestiLatio, Horacio, II, 1, 155-156). Prepárate para que te conquisten!!

Juan Vicente Piqueras
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