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Sobre China y otras lindezas

Imágenes de la película Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú? de Stanley Kubrick (1964).

Xi, Biden, y Putin, necesitan desesperadamente una llamada.

Las llamadas ya no son lo que eran. Hay una cierta reticencia a hacerlas. Se teme interrumpir a la otra persona. Se prefiere mandar un mensaje, o incluso preguntar en el mensaje, si se puede llamar. Todo muy educado, aparentemente.

Lo cierto es que antes se llamaba siempre. Era la manera lógica de comunicarse. Y si no te llamaban, era que realmente no existías. ¿Qué es lo peor de todo esto? Le preguntaron a Mario Conde, cuando se le cayó el chiringuito. Lo peor es que al día siguiente no suena el teléfono –contestó. Ya nadie se acuerda de ti.

En 2005, mi tío ecuatoriano, Patricio Valdivieso, uno de esos hippies reconvertidos de los sesenta, siempre nostálgico de aquel amor libre, vino a Madrid, desde Playa del Hombre, en Gran Canaria, donde se había refugiado para realizar esa conversión. Hacía tiempo que no lo veía, porque como buen hippy, mantenía cerca las relaciones cool del clan, y a cierta distancia, las más tradicionales, las familiares.

-Ahora que estás divorciado, no pararás –me dijo.
-La verdad, es que no suena el teléfono –le dije. No paro de leer.
-No seas coñazo, sobrino!

Esa fue la última vez que lo vi. De Madrid salió para Bruselas, donde nacimos mi hermano, Francisco, y este servidor. Allí, iba a ver a uno de los mejores especialistas de hernia discal del mundo. De vuelta, al llegar a Playa del Hombre, lo primero que hizo, fue llamarme, riéndose, para decirme que me llamaba para que me sonase el teléfono. Un par de meses después, mi tío moría en un hospital de Bruselas. La rotura de una pequeña vena, le provocó una hemorragia masiva.

Desde entonces, siempre que alguien me llama, pienso que va a ser la última llamada, y pienso que siempre es una alegría, cuando alguien llama. Si la quieres, llámala, coño –dice el grafiti.

Sobra decir que echo en falta las llamadas, las conversaciones. Más aún en la situación en la que estamos ahora. Creo que una conversación por muy diferentes que sean las posturas, siempre ayuda a encontrar un acercamiento. Echo de menos que Biden y Xi, se hablen, se conversen, máxime cuando se conocen desde hace tiempo. Y si lo están haciendo, también me gustaría saberlo. Ver que ellos se hablan, no deja de ser un ejemplo para el resto. Lo digo, porque a lo mejor lo están haciendo y no lo dicen.

Y hoy, 18 de marzo, se han llamado. Al final del comunicado resumen de la conversación, emitido por el Ministerio de Exteriores chino, se dice que Ambos presidentes estuvieron de acuerdo en que la video llamada había sido constructiva. También se dice que hacen falta dos manos para hacer palmas (一个巴掌拍不响 yígè bāzhǎng pāi bù xiǎng). ¿Les damos una galleta de premio?

Por razones, que quizás escapen la lógica, las llamadas ya no son lo que eran. Tenemos menos cabinas telefónicas que antes, pero muchos más teléfonos que antes, pero nos llamamos menos.

En fin, que hay que llamar.

cartel telefono rojo
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