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Sobre China y otras lindezas
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Narrativa

Romain Gary, la aventura de vivir

By Narrativa

Pocos escritores tuvieron una vida tan intensa como la de Romain Gary. Pocos escritores escribieron con tantos pseudónimos. Pocos escritores amaron tanto como él. Lo que es seguro es que ninguno ganó el Premio Goncourt dos veces. Sólo él: Romain Gary (y Émile Ajar).

Acabo de terminar Vida y muerte de Émile Ajar, uno de mis escritores favoritos, ¿o debería decir dos de mis escritores favoritos? Hay que saber que Émile Ajar era el pseudónimo de Romain Gary (1914-1980), único escritor que ha ganado el Premio Goncourt dos veces. No hace falta decir que se saltó la regla de que el Gongcourt sólo se podía ganar una vez. Una, lo hizo como Romain Gary con Raíces del Cielo en 1956, y otra como Émile Ajar con La vida ante sí en 1975.

Cumplido los sesenta, y con una larga carrera literaria a sus espaldas, Romain Gary simplemente se cansó de no ser más que él mismo. Parecía despechado por la imagen que el público y la intelectualidad le habían endosado, y más en concreto por un comentario del todopoderoso Sartre, según el cual habría que esperar 30 años para saber si su novela Una Educación Europea (1945) era o no la mejor novela sobre La Résistance. Se negaba con todas su fuerzas a que lo dieran por amortizado. Estaba harto de que describieran sus varias vidas de aviador, diplomático, escritor, políglota, como señales de una vida completa, cuando lo que él era, era un insaciable corredor de aventuras, herido por el irresistible deseo de vivir. “La verdad es que estaba profundamente tocado por la más vieja tentación del hombre: la multiplicidad de Prometeo -confesaba. Por ello, se reinventó una vez más, convenciendo a un amigo para que enviase a la editorial Gallimard los manuscritos de un tal Émile Ajar. Con ese pseudónimo escribió cuatro novelas, y una de ellas le hizo ganar de nuevo el Goncourt, sin que el jurado supiera que ese Ajar, era el conocido Gary. También usó como heterónimos el de Fosco Sinibaldi y el de Shatan Bogat. Con todos sus nombres publicó libros, incluido con su nombre real: Roman Kascew.

No vale la pena discutir con Sartre sobre Una educación europea, pero sí vale la pena decir que Las Cometas de Gary es uno de los mejores libros, si no el mejor, sobre la II Guerra Mundial, aparte de regalarnos con una hermosísima historia de amor, quizás ésta, una reminiscencia de la que él mismo viviera con la famosa Jean Seberg, madre de su único hijo. Ambos acabaron trágicamente. Seberg se suicidó en 1979 a los 41 años. Fue hallada muerte en París en su coche con una nota en la mano, dirigida a su único hijo, Diego Gary: «Querido Diego: ya no puedo soportar estos nervios. Perdóname. Sé fuerte”. Su apoyo al movimiento de las Panteras negras, le costó más de un rifirrafe con el FBI, y no pudo soportar la presión. Romain Gary hizo lo propio a los 66, pegándose el clásico tiro en la boca con una Smith & Wesson. Alguien que se ha creado a sí mismo tiene derecho a destruirse –dice Nuria Barrios (1). Su suicidio fue multitudinario: murieron Roman Kacew, Shatan Bogat, Fosco Sinibaldi, Émile Ajar y Romain Gary. Lo que nadie sabe es quién de todos ellos apretó el gatillo –concluye Barros, quien acaba de publicar Todo arde, una poderosa reinterpretación del mito de Orfeo, en el oscuro mundo de la droga de Madrid.

Yo tampoco sé cuál de todos fue mi escritor favorito.

 


(1).-Nuria Barros publicó en 2008 el excelente artículo El perfecto camaleón sobre Romain Gary.

Shangri-la

By China, Literatura, Narrativa

 

Es inevitable que nos guste actuar de acuerdo a lo planeado. Un plan da seguridad y reduce nuestro grado de incertidumbre a niveles tolerables. Sin embargo, también es agradable salir del plan, y que la vida nos sorprenda, pues muchas veces la sorpresa nos da ese chute vital, que estábamos deseando, o simplemente, nos saca del aburrimiento planeado.

Digo esto, porque en el vuelo Pekín-Shanghai la semana pasada, cogí sin muchas ganas una copia de China Daily para darle una ojeada. Cuando lo abrí me topé con el estupendo artículo Where is Shangri-La? de los periodistas Simon Chapman y D J Clark sobre uno de los libros para mí más queridos «Horizontes Perdidos» del escritor y gran fumador James Hilton (1900-1954).

No hace falta decir que fue en la novela «Horizontes Perdidos«, aparecida en 1933, y rápidamente convertida en un best-seller internacional, donde Hilton acuño el término Shangri-La, referido a un utópico paraíso tibetano, que ha no sólo alimentado el imaginario occidental, como lo han hecho otros lugares míticos, como El Dorado, Xanadú, sino que ha dado lugar la famosa cadena de hoteles del mismo nombre, y a que muchas poblaciones se hayan intentado atribuir el nombre por entender que ellas son ese preciso paraíso del que hablaba Hilton, que irónicamente nunca estuvo por esos lares. Entre esas localidades, se encuentran las ciudades de Lijiang, Zhongdian, ambas en la provincia de Yunnan en China. En chino Shangri-La se escribe 香格里拉 (Xianggelila).

Los periodistas Chapman y Clark en su artículo se centran precisamente en por qué Hilton no reconoció que se había basado en los artículos del austríaco Joseph Rock, publicados en el National Geographic, para situar su paraíso, y en por qué sin embargo sí admitió la influencia mucho menor del padre Évariste Régis Huc.

Les dejo con el principio de la novela, que es como decía uno de mis libros más queridos, simplemente porque la historia es estupenda y está muy bien contada: “Cigars had burned low, and we were beginning to sample the desillusionment that usually afflicts old school friends who have met again as men and found themselves with less in common than they had believed they had…

 

lost horizon-autor

Esto no es un cuento

By Narrativa, Narrativa breve

Un día como hoy 21 de noviembre, pero del año 1898 nació René Magritte. En homenaje suyo estas líneas y este video, en los que relaciono su famoso « Esto no es una pipa » con Diderot y nuestro libro Dibugrafías.

Esto no es un cuento

René Magritte hablaba de la traición de las imágenes. De su famoso cuadro «Ceci n’est pas une pipe» (Esto no es una pipa) Magritte dijo «La famosa pipa. ¡Cómo la gente me reprochó por ello! Y sin embargo, ¿se podría rellenar? No, sólo es una representación… ¡Así que si hubiera escrito en el cuadro «Esto es una pipa», habría estado mintiendo!»…Mucho antes que Magritte, Diderot dijo «Esto no es un cuento». Las palabras traicionan tanto como las imágenes. ¿Porque quién es capaz de rellenar la palabra libertad, o felicidad, o justicia, con algo con lo que no digamos que estamos faltando a la libertad, la felicidad, o la justicia)? ¿Quién está mintiendo?

Un narrador excepcional, Shan Tianfang

By Literatura, Narrativa

隋唐演义150-001

 

No hay nada más importante que contar, o si se quiere, no hay nada más importante que poderlo contar. Una vez que se acaba el cuento, una vez que se extingue ese poder, se acaba inevitablemente esta fiesta, que es la vida, unas veces muy divertida, y otras muy triste.

El pasado 11 de septiembre, dejó de contar, como dejaron de contar años atrás los desafortunados ocupantes de las famosas torres gemelas, Shan Tianfang (单田芳), uno de los mayores representantes contemporáneos, si no el mayor, de lo que en China se conoce como «Pingshu» (评书  o shuoshu 说书), la tradición oral de contadores, que data de la dinastía Song (960 -1279). Dejo aquí en su memoria esta pequeña muestra de su arte: Shan Tianfang, a Superstar of Chinese Storytelling, Dies at 83.

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